27 de enero de 2015

'Edimburg': Iluminación

El espacio en el que se representaba Edimburg no era desconocido para nosotros, puesto que ya habíamos estado allí admirando obras como Hamlet Party o Discordants, de las cuales seguro que os acordáis. Se trata de un espacio pequeño, en el que se puede jugar con la disposición del escenario y, como no, con la iluminación. De esto último es de lo que vamos a hablar.

Empieza la obra. Se encienden cinco focos de luz violeta -los cuales crean un ambiente oscuro, dando una sensación de intimidad- junto a la luz que emite una pantalla virtual en la que aparecen unas imágenes de una conversación en redes sociales. Los focos de luz amarilla empiezan abriendo la función. Se trata de la primera parte de la obra, en la cual se hace una presentación de los personajes. La luz no cambia en toda la escena primera. De momento no se juega con la iluminación. Es al final de la primera escena cuando vemos que la luz baja de manera gradual hasta su mínima iluminación, momento en el que los protagonistas aprovechan para modificar el atrezzo del escenario.

Cuando empieza la segunda escena vuelve a encenderse la pantalla virtual para volver a mostrar unas imágenes de una conversación de whatsapp, junto con la luz violeta de cinco focos. Los mismos focos de luz amarilla que habían dado vida a los primeros minutos de la obra teatral vuelven a encenderse, de tal manera que reaparecen los actores que representan la historia. Es en esta escena en la que aparece la supuesta hermana de Joan, hecho que dará lugar a que se juegue más con la iluminación, puesto que dice ser quien no es.

En el momento en que Joan y su supuesta hermana hablan cambia la intensidad de la luz, que en todo momento sigue siendo amarilla. La intensidad baja, es una luz tenue, que nos indica que algo está pasando entre Joan y Marina: una situación de misterio, mentiras y engaños. De ahí que también cambie el color de la luz que emiten esos focos sostenidos en el aire. En el momento en que hablan Joan y Marina el ambiente es más tenso, y por eso tenemos una luz de color violeta y rojo, colores que muestran que no todo es tan transparente como parecía, sino que algo está pasando.

La iluminación cambia otra vez de color para volver a su estado primario, es decir, vuelve la luz amarilla que enfocaba al elenco. Los focos se apagan, solamente uno de ellos queda encendido en el momento en que Elsa mira el ordenador de Joan. El hecho de que solamente un foco con una luz tenue quede encendido indica que Elsa está sola en la habitación y la atención está fija en ella y en lo que está haciendo. Además, la pantalla que tiene al lado está mostrando varias fotografías que pertenecen al pasado de Joan, pantalla que ya emite una luz blanca que es suficiente para representar la escena. Es en el momento en que Elsa deja de mirar el ordenador cuando todos los focos vuelven a brillar sobre el escenario y, de este modo, queda suspendido el momento íntimo y desengañador que hemos vivido segundos atrás.

La obra teatral continúa contando la historia de tres personas con la luz amarilla de los focos que se disponen en la sala. La tensión va acumulándose a medida que avanza el tiempo hasta el momento en que los tres se encuentran en el escenario sabiendo todos la verdad del asunto. Es en este momento, cuando los nervios no pueden estar más a flor de piel, cuando se apagan todos y cada uno de los focos que iluminan el escenario porque los protagonistas abandonan el tablado.

Vuelven a encenderse los focos, pero solamente dos, los cuales emiten una luz tenue amarilla. Es el momento en que Joan se va de casa y se lleva todas sus cosas, de ahí que la luz sea más triste que en momentos anteriores.

Sin embargo, la obra no termina con la tristeza de dos focos encendidos y una amarga despedida, sino que esa luz amarilla de los focos vuelve a brillar cuando Joan vuelve a casa de Elsa para hacerse cargo de aquello que en realidad quiere.


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